domingo, 31 de agosto de 2014
Adrenalina nocturna-Rolando Enrique Rosales Murga
Adrenalina nocturna
9/09 07:02 PM
I
La endorfina en el ser
el mercar amores por piel
ser veloz en los amores
y olvidar mas raudo aun
II
Todas las hordas buscan la endorfina
el llenar su ego de mentira
entre sexo loco y noches de ironía
donde oniria va corriendo a los brazos del insomnio.
III
El camino está hecho de sueños
por eso a veces tropezamos
nos sentimos pequeños en el sueño
en el sueño, en el sueño... volamos y nos preguntamos qué somos...
IV
Y La adrenalina nocturna nos cabalga por insitintos
nos hacemos animalescos
hechos de barro abstracto y de sexo
de locuras, tinta y papel, ¡Que vivan los poetas!
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La luz que vuela-Rolando Enrique Rosales Murga
La luz que vuela
10/09 07:15 PM
I
La luz que vuela
la luz que corre
que se llena en mi mirada
y regresa a despernar ideas.
II
La luz que nos envuelve
cuando somos almas que se enamoran
en momentos que algunos añoran
arrebolados en lo tardío somos uno.
III
Con ella la musa que se esfuma
evanescente se autodestruye
muriéndose un poco aprende a vivir
y yo que rio mientras las lagrimas fluyen.
IV
La verdad en el camino tirada
y nosotros que pasamos frente a ella
con un gatito en las manos llamándole liebre...
nos arañó el rostro diciendo ¡Diaboli!.
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Violencia que duerme-Rolando Enrique Rosales Murga
Violencia que duerme
11/09 05:43 PM
I
Violencia que duerme entre dársenas
que luego rebota a la piel
cuando despierta enajena
y llena el alma de endorfinas...
II
Cuando pienso en la sangre que fluye entre violencia
la sangre que brota a borbotones
el crepúsculo en mí mirada
la gente que quiere dañar
se posesiona de mi alma el berserker
ya no se cual vía tomar
III
Si dejar volar este pajarillo que se dice águila
que se atreve a amenazarme o destrozar en mi ira todo
que todo se lo lleve en su ironía
que se envuelva la onirira entre mi energumenia
IV
Que nazca Volkodlak en lo profundo
arrancando a su paso ideales,
tal cual me fueron negados a mí
ser revolución de humanidad o quizá involucionar en
animalesco
luego atacar....
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Autoconocimiento de la errata-Rolando Enrique Rosales Murga
Autoconociemiento de la errata o poema de un sólo punto
12/09 07:34 PM
I
Autoconocimiento de la errata
sabiendo que habré de fallar
le busco sentido a lo irónico
me dejo cernícalo llamar
II
En las lunas mis anhelos titilan
y me llevan inédito en vida
como soneto de poeta tímido
cual racion de cielo inexplorado
III
Indecibles ensoñaciones que nadie quiere conocer
son mil poemas y mil pinturas
el arte baila en mi alma
la abate como la tenue llama
sabiendo que pronto se extinguirá
la acrecenta y la esparce rauda
IV
los errores son amigos que nos muestran el camino
los raspones son los mapas de donde no debemos andar
las personas somos las mejores creadoras de heridas
las lágrimas solo son lubricación para ver bien la meta.
Arrebol-Rolando Enrique Rosales Murga
Arrebol Arrebol
17/09 06:55 PM
I
Arrebol y azur es mi propio camino,
arrebol la noche y el dolor,
arrebol los dias que paso pensando en amar,
arrebol es el amor,
arrebol mientras pernocto y me torno azur.
II
Arrebol el angel que viene de madrugada,
diciéndome que te deje de llamar arrebol de mi corazón,
en los vientos que cortan y queman ¡Arrebol!,
en mi dolor nocturnal de amores ¡ARREBOL!
Desesperarse-Rolando Enrique Rosales Murga
Desesperarse-Rolando Enrique Rosales Murga
18/09 06:42 PM
I
La ciuad que duerme y no conoce de amores,
mas que los que ve en el parque aletargados,
arrobados el uno en otro,
que no sabe de preocupaciones.
II
Desesperarse sabiendo que un dia ya no estara, pues ella no es, pero esta, nosotros no sabemos si estamos o si somos,
solo sentimos estar siendo un momento entre lo finito,
siendo el tiempo sempiterno...
Nunca-Rolando Enrique Rosales Murga
Nunca
21/09 06:45 PM
I
Entre el sueño,
me baño en canuteros,
y ahi nunca, nunca,
nunca te hallo a mi lado.
II
Entre azureos violaceos y esmeraldas,
entre caleidocopios mustios,
entre parias y sonrisas,
entre azuladas caras de inercia,
no te hallo...
III
Nunca deje de sentirte, aun sin estar,
nunca dejamos de admirar la locura,
por su dejadez al obviar la muerte,
nunca despertare de este sueño de manarte de mi...
Arpegios de ira-Rolando Enrique Rosales Murga
Arpegios de ira
23/09 08:00 PM
I
La mente viaja rauda cuando el odio camina,
por veredas inhumanas y sueños macerados,
nacen ahi los aullidos en el ego,
nuestro peor enemigo que enemista a otros co nos,
a nos con otros...
II
Es mi ala diapason y los arpegios son dolores,
arritmias chicas que me envuelven,
sabiendo lo crapula que soy,
la pariedad en la que me quieren envolver...
III
en las dunas de oniria mi alma lucha en contra mia,
trato de hallar paz mientras el vecino hace la guerra,
de viajar en divagaciones para no tratar de herir,
mas soy lobo rapaz, tengo el alma llena de achaques,
la piel de cicatrices de la vida, el aliento quemandome,
la garganta seca del odio, solo espero poder bajar de este trance de amargura... que mi alma no termine mal tonada en estos arpegios de ira.
Te perdí-Rolando Enrique Rosales Murga
Te Perdí
22/08 06:04 PM
I
En la luna de las mil noches locas,
mientras te elevaba para que tocases el cosmos,
te soltaste de mi mano y te perdi,
te fuiste a las pleyades mil.
II
Quedaste estresada de mi amor,
ahora soy yo un extraño,
no aquel que te hacia estremecer,
quien mezclaba placer y dolor,
tu placer y mi dolor.
III
Aquel que creia que serias sempiterna,
ese te ve ahora en tu caja de mortalidad,
bañada en vidas que no fueron,
soñandote reencarnada y amante.
IV
Cuidado con la muerte,
la muerte de un amor,
cuando el negro luto de nuestras noches me grite,
y mis palabras se pierdan en ti.
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Ermitaño-Rolando Enrique Rosales Murga
Ermitaño
23/08 06:16 PM
I
Encadenado a extrañezas y suspiros,
y estas manos pordioseras tan vacias,
ya no sangro de noche de amor,
solo lloro y muero herido en dolor.
II
Nunca se aparto de mi ese beso,
aquella luna que se inmiscuia en mis dias,
las mil y una melodias,
ahora me duele mas cada verso.
III
Midas tocando madera que no se transforma,
pense hacerte parte de mi sueño
y llegar a ser tu dueño,
y el mundo me roba la norma.
IV
Mis vecinos estan presos,
de sus ideas banales,
en instintos carnales,
yo en tus besos.
V
Ermitaño corazon de mil fantasias,
que me llevas entre locuras,
siendo yo niño otras cosas auguras,
y ahora tienes el dolor que me presentias.
Ocasiones de la poesía-Rolando Enrique Rosales Murga
ocasiones de la poesia|
24/08 06:34 PM
I
Las mil ocasiones de la poesia para pernoctar,
el gris anhelo que tiñe de inspiracion la noche,
esperando que el grito ahogado nadie escuche,
cuando tus ojos vean de tu mente el divagar.
II
ocasiones de la poesia,
son los dolores de amores,
las variedades de hermosas flores,
y lo es tambien la ironia.
III
el amor no acaecido,
la mentira escondida,
el murmullo sostenido,
y el paso por la vida.
IV
Poesia son agravios de extraños,
poesia cuando te sientes vacio y mueres,
cuando entras a la vida entre la muerte,
la muerte entre la existencia,
el dilema de los daños.
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jueves, 28 de agosto de 2014
Opus poética-Rolando Enrique Rosales Murga
Si usted quiere navegar en letras tiene que dejar los prejuicios a un lado.
Si ama lo sublime deje tirada esa falsa pedrería engastada en oropel de orgullo y argucia que orna su cuello.
Si usted es un cisne no sea pavo real, no grazne como cuervo con un cuerpo de pelícano hermoso.
La sangre dejará usted revolcada en una hoja, y si de críticas se despoja, además de poeta, se convertirá en una persona sumamente feliz.

Poesia Contemporanea
Si usted quiere navegar en letras tiene que dejar los prejuicios a un lado.
Si ama lo sublime deje tirada esa falsa pedrería engastada en oropel de orgullo y argucia que orna su cuello.
Si usted es un cisne no sea pavo real, no grazne como cuervo con un cuerpo de pelícano hermoso.
La sangre dejará usted revolcada en una hoja, y si de críticas se despoja, además de poeta, se convertirá en una persona sumamente feliz.
Poesia Contemporanea
Les dejo un poema de mi autoría, que forma parte de la compilación Poesía cautiva, espero que les guste y lo disfruten tanto como lo hice yo al crearlo.
El narcicista
Su imagen lo decía todo, la forma en que se paraba frente al público, con los brazos abiertos, siempre haciendo gestos con las manos, al tiempo que hablaba con una facundia excelente.
Cuando no estaba en los teatros, en las presentaciones de libros, congresos de Literatura, exposiciones de pinturas y galerías con las más variadas formas y temáticas.
Gustaba de reseñar a otros autores, al menos a los que consideraba buenos, pero no consentía que nadie le hiciera observación alguna. Incluso hubo veces en que los libros se fueron a impresión con errores, no ortográficos, pero si teclazos sueltos en los cuales a veces la gente hacía una parada abrupta y obligada del texto. Aunque con el tiempo empezó a ceder ante los editores, quienes le persuadieron a que cuidara su palabra y su escritura. A decir verdad su redacción se hizo moderada, sobria, lejos de la locura que provocaba en días de su mocedad. Con sus actos ocurría lo contrario, ya que si bien utilizaba corbata y saco, parecía más bien un lobo domesticado con sus nuevos atuendos, que se alejaban de la ropa estilo punk y gótica que usara cuando joven. Era alguien que lucía como hombre de negocios, pero actuaba como neandertal.
Siempre complacido de sí mismo, lograba proporcionarse día con día satisfacciones que le alejaran del borde que años atrás habia conocido, por aquel despeñadero en que había caído en la adolescencia.
Nadie sabía que Rómulo Narciso aún era perseguido por el demonio del suicidio. Aún le resultaba aberrante cuando algúan entrevistador le tocaba el tema de su intento de suicidio por envenenamiento cuando tenía 16 años. Siempre era la misma respuesta a esa pregunta; Rómulo les decía que él era un hombre "hecho de pedazos de vivencias, que varias veces había tenido que reconstruirse.
Noche a noche, en su cuarto tenía que emborracharse hasta la locura y drogarse con diferentes sustancias para poder dormir. A decir verdad, era un alma melancólica y encerrada en sí misma. A la gente le decía que no temía a la soledad, ya que se bastaba a sí mismo, pero cada vez que quedaba a solas, esa situación se ponía a prueba.
Numerosas fueron las veces que salió a la calle en busca de alguien con quien hablar, con el alma siendo arrasada por la soledad infinita que le sacudía. Sin darse cuenta dejaba las puertas de su casa abiertas en su necesidad de interacción humana. Al no encontrar a nadie con quien conversar, se quedaba en medio de la calle principal de la ciudad, viendo la extensión de la misma, hasta el horizonte donde había casitas con luces encendidas. Con el paso de las horas y el fresco de la madrugada se iba serenando, pasaba frente a los agentes de policía, que ya en otras ocasiones le habían visto deambular a tempranas horas por los parques y comprar cervezas antes del desayuno. Así se iban sus días, en blanco, sin poder dormir. Hacía ya ocho años que no lograba conciliar el sueño, aquello le estaba matando. Pero lo que en verdad le carcomía era su soledad infinita, su miedo a morir solo, su realidad de estar solo....
La gente comenzaba a decirse que cuidara su salud, pero él se mostraba distante por la fatiga, aunque todos lo interpretaban como si fuera simple indiferencia.
Una noche que estaba dictando a sus tres secretarias unos dálogos para obra de teatro, sintió como si una piedra gigante le hubiera caído encima. Perdió el conocimiento y comenzó a convulsionar, de la boca y nariz echaba sangre.
Despertó una hora después en el hospital, aunque es hora le había parecido una eternidad.
Por supuesto, salió caminando del hospital con manifiesta idignación y le dijo a las secretarias que continuasen con la elaboración de la obra. Esta vez los diálogoso se hicieron vívidos y deslumbrantes, era como si del sueño hubiera extraido figuras nuevas. Pasaron la madrugada entera recogiendo las escenas que Rómulo pacientemente les iba dictando, como un maestro que se siente orgulloso de enseñar a su pupilo letras nuevas, como el escultor vanidoso que va cincelando a su gusto los pechos de su opera magna.
Algo aún más extraño sucedía, ya que ahora la depresión y soledad habían desaparecido de su vida.
Todos los días dormía una hora, y en ese tiempo descansaba lo suficiente, ya que esa hora que dormía era una aventura que parecía extenderse noche a noche. Soñaba con una flor de otros mundos, pero parecida a la Nephentes, la antigua droga que los griegos usaban para las penas.
Cada madrugada la planta iba drenando de Rómulo los recuerdos que le parecían dolorosos.
Un nuevo comienzo se vislumbraba en la vida de este caótico autor. Era toco como si por fin fuera a poder alcanzar la tranquilidad que por tanto tiempo había anhelado, pero no sabía que la aventura de su existencia, y de la humanidad misma estaba a punto de comenzar. (Continuará)
Cuando no estaba en los teatros, en las presentaciones de libros, congresos de Literatura, exposiciones de pinturas y galerías con las más variadas formas y temáticas.
Gustaba de reseñar a otros autores, al menos a los que consideraba buenos, pero no consentía que nadie le hiciera observación alguna. Incluso hubo veces en que los libros se fueron a impresión con errores, no ortográficos, pero si teclazos sueltos en los cuales a veces la gente hacía una parada abrupta y obligada del texto. Aunque con el tiempo empezó a ceder ante los editores, quienes le persuadieron a que cuidara su palabra y su escritura. A decir verdad su redacción se hizo moderada, sobria, lejos de la locura que provocaba en días de su mocedad. Con sus actos ocurría lo contrario, ya que si bien utilizaba corbata y saco, parecía más bien un lobo domesticado con sus nuevos atuendos, que se alejaban de la ropa estilo punk y gótica que usara cuando joven. Era alguien que lucía como hombre de negocios, pero actuaba como neandertal.
Siempre complacido de sí mismo, lograba proporcionarse día con día satisfacciones que le alejaran del borde que años atrás habia conocido, por aquel despeñadero en que había caído en la adolescencia.
Nadie sabía que Rómulo Narciso aún era perseguido por el demonio del suicidio. Aún le resultaba aberrante cuando algúan entrevistador le tocaba el tema de su intento de suicidio por envenenamiento cuando tenía 16 años. Siempre era la misma respuesta a esa pregunta; Rómulo les decía que él era un hombre "hecho de pedazos de vivencias, que varias veces había tenido que reconstruirse.
Noche a noche, en su cuarto tenía que emborracharse hasta la locura y drogarse con diferentes sustancias para poder dormir. A decir verdad, era un alma melancólica y encerrada en sí misma. A la gente le decía que no temía a la soledad, ya que se bastaba a sí mismo, pero cada vez que quedaba a solas, esa situación se ponía a prueba.
Numerosas fueron las veces que salió a la calle en busca de alguien con quien hablar, con el alma siendo arrasada por la soledad infinita que le sacudía. Sin darse cuenta dejaba las puertas de su casa abiertas en su necesidad de interacción humana. Al no encontrar a nadie con quien conversar, se quedaba en medio de la calle principal de la ciudad, viendo la extensión de la misma, hasta el horizonte donde había casitas con luces encendidas. Con el paso de las horas y el fresco de la madrugada se iba serenando, pasaba frente a los agentes de policía, que ya en otras ocasiones le habían visto deambular a tempranas horas por los parques y comprar cervezas antes del desayuno. Así se iban sus días, en blanco, sin poder dormir. Hacía ya ocho años que no lograba conciliar el sueño, aquello le estaba matando. Pero lo que en verdad le carcomía era su soledad infinita, su miedo a morir solo, su realidad de estar solo....
La gente comenzaba a decirse que cuidara su salud, pero él se mostraba distante por la fatiga, aunque todos lo interpretaban como si fuera simple indiferencia.
Una noche que estaba dictando a sus tres secretarias unos dálogos para obra de teatro, sintió como si una piedra gigante le hubiera caído encima. Perdió el conocimiento y comenzó a convulsionar, de la boca y nariz echaba sangre.
Despertó una hora después en el hospital, aunque es hora le había parecido una eternidad.
Por supuesto, salió caminando del hospital con manifiesta idignación y le dijo a las secretarias que continuasen con la elaboración de la obra. Esta vez los diálogoso se hicieron vívidos y deslumbrantes, era como si del sueño hubiera extraido figuras nuevas. Pasaron la madrugada entera recogiendo las escenas que Rómulo pacientemente les iba dictando, como un maestro que se siente orgulloso de enseñar a su pupilo letras nuevas, como el escultor vanidoso que va cincelando a su gusto los pechos de su opera magna.
Algo aún más extraño sucedía, ya que ahora la depresión y soledad habían desaparecido de su vida.
Todos los días dormía una hora, y en ese tiempo descansaba lo suficiente, ya que esa hora que dormía era una aventura que parecía extenderse noche a noche. Soñaba con una flor de otros mundos, pero parecida a la Nephentes, la antigua droga que los griegos usaban para las penas.
Cada madrugada la planta iba drenando de Rómulo los recuerdos que le parecían dolorosos.
Un nuevo comienzo se vislumbraba en la vida de este caótico autor. Era toco como si por fin fuera a poder alcanzar la tranquilidad que por tanto tiempo había anhelado, pero no sabía que la aventura de su existencia, y de la humanidad misma estaba a punto de comenzar. (Continuará)
miércoles, 27 de agosto de 2014
Juegos Florales
Como algunos saben, los Juegos Florales eran unos certámenes de poesía que se realizaban en Roma, siendo impulsados en un principio por Nerón, quien fungía como juez, a la vez que siempre era declarado ganador.
-Señores, nos hemos reunido aquí para deliberar acerca de quién sera proclamado en los Juegos Florales de este año. Como ustedes saben, hemos recibido material de distintas personas. Yo, como miembro de la Junta Calificadora les digo que voten sólo por aquellas personas que tienen una moralidad comprobada, y no se dejen llevar por el estilo copiado de este autor Rómulo Narciso. Lo más importante ahora es que saquemos de la mente de nuestros jóvenes la desagradanle influencia de ese libertino, de ese díscolo y casquivano.
-Si me permite, Ingeniero Zapeta, yo no estoy de acuerdo con usted. Debe ser porque yo soy nueva en esta Junta Calificadora, pero creo que si vamos a calificar lo vamos a hacer a consciencia, dándole importancia solamente a la calidad literaria de los escritos.
-Mire, señorita Juarez, a usted nadie le ha pedido su opinión. En esta Junta se hace lo que yo le diga; vamos a laurear a las hijas de los importantes ingenieros de la ciudad que fueron promoción conmigo en la universidad.
-Pero, señor, eso es totalmente corrupto. Yo se que el certamen da una misera cantidad de dinero, que al final a los autores no les alcanzará para vivir decentemente quince días, pero lo más sensato sería que ganase el que mejor calidad literaria tenga.
-¡Ya le dije que se calle!
-Un momento, Augusto, puede que la señorita Juarez tenga razón. Sin embargo, me surge la duda; ¿Cómo determinar al de mayor calidad?
-Eso es sencillo, Licenciada Medrano. Verá usted, la poesía es mística, de modo que el ganador debe tener el poder de llevarnos con sus palabras a las imágenes más vivas de lo que expresa, debe prendarnos, arrobarnos con su delectación en palabras.
-Eso me parece muy romántico, sin embargo, el Ingeniero Zapeta tiene razón, debemos promover una calidad moral de los individuos.
-Pero, señoras y señores, ¿Poseen ustedes dicha calidad?
No soportaré más insolencias, señorita Juarez, me temo que le voy a pedir que se retire, a su vez espero su carta de renuncia a la Junta Calificadora, ya que no estamos dispuestos a tolerar tan abierta oposición a nuestras disposiciones.
-Con gusto me voy de aquí. No soporto estar entre corruptos.
Los tacones de Amanda Juarez resonaron en el pasillo de la Facultad de Artes, mientras avanzaba su sombra se le antojó más baja que antes. Prendió un cigarrillo y a las primeras pitadas sintió como el humo la iba rodeando tranquilamente, como un amante amorfo que la tomaba de la cintura. Se acordó de uno de los poemas que Rómulo Narciso le dedicó cuando eran niños. Su verdadero nombre era Alvaro Argento, pero le gustaba que le llamaran con los nombres de sus dos íconos preferidos, de sus dos modelos a seguir.
En el corazón de Amanda se agitaba un vendaval. Le gustaría en ese momento ver a Rómulo, aunque lo más seguro es que anduviera aún de gira por Cuba, en el Encuentro Internacional de Autores Revolucionarios;
su relación con los grupos socialistas hacía que en su país se le considerara un apestado, pero a él parecía no importarle.
Amanda no sabía por qué a Rómulo le gustaba participar en certámenes de poesía en todas partes del globo. Muchos decían que Rómulo era un Quijote, si, a lo mejor lo era, pero era un Quijote que ganaba doscientos mil dólares al año.
Amanda seguía en el pasillo, y pudo escuchar cómo los grupos feministas de la Facultad se habían hecbo con el concurso, premiando únicamente a féminas, miembro del grupo revista Trompa de Eustaquio.
Amanda sintió como un tremendo asco se iba apoderando de ella, al ver cómo los sectores hacían lo que querían con un pequeño certamen simbólico. En verdad, Amanda era feminista de todo corazón, incluso más radical que sus compañeras, pero le habría gustado que la cuestión se deliberara de una manera más democrática.
Una amiga llamó a Amanda más tarde, para contarle que el Ingeniero Zapeta había vuelto a impugnar el fallo, subiendo al podio de ganadores a los poetas más viejos y menos originales que se le había ocurrido poner. Claro, eran poetas que no invitaban a la protesta, sino seguían haciendo poemas tautológicos y estúpidos como "El canto de las aves del arroyo", "Mi corazón mana sangre", "Mis brazos te abrazan", y un sinfín de pelotudeces más, que no tenian ni una gota de originalidad, que se habían elaborado plagiando a Rubén Darío. Para el Jurado, si un poema no se pareccía a los de Rubén Darío no era poesía.
Era inútil deliberar con gente de mente tan cerrada, se decía Amanda. Recostada en su cuarto, con una bata de seda azul, un pitillo de kush y una botella de vodka a la mitad Amanda se sentía como en una piuntura vieja que reflejaba cotidianidad. Sobre la mesita de noche encontró un paquete que parecía contener libros, o algo por el estilo. Al abrir el paquete, Amanda se quedó un buen rato mirando el libro que se le presentaba a la vista en el más intenso rojo, con dragones dorados bordados, de pasta dura, edición de lujo de la nueva novela de Rómulo Narciso "Dragón domeñado". Junto al libro venían diferentes revistas de crítica, con reseñas maravillosas acerca de la nueva novela del prolífico autor. Rómulo estaba cerca del Nobel, que era su sueño, eso Amanda lo sabía muy bien.
A diferencia de los autores que se escudan en una humildad falsa, Rómulo adoraba el encomio, es más, se podría decir que vivía para ser aplaudido. Cuando algo le salía mal se frustraba, se encerraba unos meses a leer como si el mundo fuera irse al carajo en cualquier momento, para luego volver con una novela más lograda y refinada que la anterior. Era un mago de las letras, era indudable.
Amanda no pudo reprimir una sonrisa, que luego se convirtió en carcajada. No sintió vergüenza al desternillarse de risa, al pensar en los idiotas de la Junta, que creían perjudicar a Rómulo. Que sigiuieran influyendo a nivel local. Rómulo tenía el mundo entero para él. Así lo corroboraban sus pinturas en gfalerías de Europa y Asia.
-Señores, nos hemos reunido aquí para deliberar acerca de quién sera proclamado en los Juegos Florales de este año. Como ustedes saben, hemos recibido material de distintas personas. Yo, como miembro de la Junta Calificadora les digo que voten sólo por aquellas personas que tienen una moralidad comprobada, y no se dejen llevar por el estilo copiado de este autor Rómulo Narciso. Lo más importante ahora es que saquemos de la mente de nuestros jóvenes la desagradanle influencia de ese libertino, de ese díscolo y casquivano.
-Si me permite, Ingeniero Zapeta, yo no estoy de acuerdo con usted. Debe ser porque yo soy nueva en esta Junta Calificadora, pero creo que si vamos a calificar lo vamos a hacer a consciencia, dándole importancia solamente a la calidad literaria de los escritos.
-Mire, señorita Juarez, a usted nadie le ha pedido su opinión. En esta Junta se hace lo que yo le diga; vamos a laurear a las hijas de los importantes ingenieros de la ciudad que fueron promoción conmigo en la universidad.
-Pero, señor, eso es totalmente corrupto. Yo se que el certamen da una misera cantidad de dinero, que al final a los autores no les alcanzará para vivir decentemente quince días, pero lo más sensato sería que ganase el que mejor calidad literaria tenga.
-¡Ya le dije que se calle!
-Un momento, Augusto, puede que la señorita Juarez tenga razón. Sin embargo, me surge la duda; ¿Cómo determinar al de mayor calidad?
-Eso es sencillo, Licenciada Medrano. Verá usted, la poesía es mística, de modo que el ganador debe tener el poder de llevarnos con sus palabras a las imágenes más vivas de lo que expresa, debe prendarnos, arrobarnos con su delectación en palabras.
-Eso me parece muy romántico, sin embargo, el Ingeniero Zapeta tiene razón, debemos promover una calidad moral de los individuos.
-Pero, señoras y señores, ¿Poseen ustedes dicha calidad?
No soportaré más insolencias, señorita Juarez, me temo que le voy a pedir que se retire, a su vez espero su carta de renuncia a la Junta Calificadora, ya que no estamos dispuestos a tolerar tan abierta oposición a nuestras disposiciones.
-Con gusto me voy de aquí. No soporto estar entre corruptos.
Los tacones de Amanda Juarez resonaron en el pasillo de la Facultad de Artes, mientras avanzaba su sombra se le antojó más baja que antes. Prendió un cigarrillo y a las primeras pitadas sintió como el humo la iba rodeando tranquilamente, como un amante amorfo que la tomaba de la cintura. Se acordó de uno de los poemas que Rómulo Narciso le dedicó cuando eran niños. Su verdadero nombre era Alvaro Argento, pero le gustaba que le llamaran con los nombres de sus dos íconos preferidos, de sus dos modelos a seguir.
En el corazón de Amanda se agitaba un vendaval. Le gustaría en ese momento ver a Rómulo, aunque lo más seguro es que anduviera aún de gira por Cuba, en el Encuentro Internacional de Autores Revolucionarios;
su relación con los grupos socialistas hacía que en su país se le considerara un apestado, pero a él parecía no importarle.
Amanda no sabía por qué a Rómulo le gustaba participar en certámenes de poesía en todas partes del globo. Muchos decían que Rómulo era un Quijote, si, a lo mejor lo era, pero era un Quijote que ganaba doscientos mil dólares al año.
Amanda seguía en el pasillo, y pudo escuchar cómo los grupos feministas de la Facultad se habían hecbo con el concurso, premiando únicamente a féminas, miembro del grupo revista Trompa de Eustaquio.
Amanda sintió como un tremendo asco se iba apoderando de ella, al ver cómo los sectores hacían lo que querían con un pequeño certamen simbólico. En verdad, Amanda era feminista de todo corazón, incluso más radical que sus compañeras, pero le habría gustado que la cuestión se deliberara de una manera más democrática.
Una amiga llamó a Amanda más tarde, para contarle que el Ingeniero Zapeta había vuelto a impugnar el fallo, subiendo al podio de ganadores a los poetas más viejos y menos originales que se le había ocurrido poner. Claro, eran poetas que no invitaban a la protesta, sino seguían haciendo poemas tautológicos y estúpidos como "El canto de las aves del arroyo", "Mi corazón mana sangre", "Mis brazos te abrazan", y un sinfín de pelotudeces más, que no tenian ni una gota de originalidad, que se habían elaborado plagiando a Rubén Darío. Para el Jurado, si un poema no se pareccía a los de Rubén Darío no era poesía.
Era inútil deliberar con gente de mente tan cerrada, se decía Amanda. Recostada en su cuarto, con una bata de seda azul, un pitillo de kush y una botella de vodka a la mitad Amanda se sentía como en una piuntura vieja que reflejaba cotidianidad. Sobre la mesita de noche encontró un paquete que parecía contener libros, o algo por el estilo. Al abrir el paquete, Amanda se quedó un buen rato mirando el libro que se le presentaba a la vista en el más intenso rojo, con dragones dorados bordados, de pasta dura, edición de lujo de la nueva novela de Rómulo Narciso "Dragón domeñado". Junto al libro venían diferentes revistas de crítica, con reseñas maravillosas acerca de la nueva novela del prolífico autor. Rómulo estaba cerca del Nobel, que era su sueño, eso Amanda lo sabía muy bien.
A diferencia de los autores que se escudan en una humildad falsa, Rómulo adoraba el encomio, es más, se podría decir que vivía para ser aplaudido. Cuando algo le salía mal se frustraba, se encerraba unos meses a leer como si el mundo fuera irse al carajo en cualquier momento, para luego volver con una novela más lograda y refinada que la anterior. Era un mago de las letras, era indudable.
Amanda no pudo reprimir una sonrisa, que luego se convirtió en carcajada. No sintió vergüenza al desternillarse de risa, al pensar en los idiotas de la Junta, que creían perjudicar a Rómulo. Que sigiuieran influyendo a nivel local. Rómulo tenía el mundo entero para él. Así lo corroboraban sus pinturas en gfalerías de Europa y Asia.
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