Ahora quiero contar una historia un extracto de cosas que a nadie más les he contado que me ocurrieron y o no las dije o las conté de una forma muy diferente. Volviendo al estilo gótico de Terror de cosas como Bill Cypher, te puedo contar que un sueño recurrente en mi vida ha sido el de soñar con el final de los días, no sé si por el fanatismo de mi madre. Siempre he visto cómo un meteoro con una llamarada de fuego azul azabache ilumina la Tierra y científicos envían un cohete a estrellarse con él y los escombros astrales impactan casas, personas y otros. En ese momento yo estoy batiéndome a los puños con alguien, así que considero que fue un error garrafal que mi último momento en la Tierra haya sido peleando sin sentido. Cabe destacar que ese sueño lo he tenido desde los 2 0 3 años, antes de saber leer, escribir o hablar. No pude haberlo visto en programas, pues en mi casa tuvimos TV cuando yo tenía unos 9 años, así que pienso que es uno de mis famosos sueños estilo Cayce. Ha sido constante, recurrente. Y es que yo casi nunca sueño, pero cuando lo hago jamás es algo lindo. Son hecatombes, crímenes, injusticias, quizás porque soy alguien despierto y el mundo de verdad es así. Hablando de seres mitológicos te quería contar que también entre los 9 y 10 años yo me volví bastante vagabundo y salía a la calle, como mi papá había muerto nadie me ponía límites. Mis hermanos pequeños fueron llevados a El Salvador. Solo quedamos mi mamá y yo. Ella era una desobligada. Se la pasaba borracha con hombres. Así que a veces desayunaba yo a las 9 am y me iba a la calle. En todo ese tiempo no comía ni bebía nada, pero tenía aventuras como irme a meter a la zona militar a pescar y ser correteado por los militares con mis amigos. Ir a una poza de barro que llamaban "La Poza de don Celso" e ir a repartir volantes a aldeas y otros municipios en un camión para Elektra o La Curacao por 50 quetzales.. En ese entonces era muy apegado a Abraham "Habrán panes en la tienda", Castro y otro chavo a quien conocíamos como Nate o Zanate. Nate no tenía qué comer ya que era el hijo número quince de una familia muy pobre. A veces vomitaba sangre por no haber comido. Comía cartón, se comía los volantes. El entregar volantes le daba la oportunidad de comprar comida. De regreso nos poníamos a ver televisión en las teles que estaban en muestra y a la venta. Sentados afuera de las agencias de venta de electrodómesticos como niños sin futuro. El caso de esto es que por las noches yo soñaba que mi mamá me decía que no regresara muy tarde, ya que pasando las nueve de la noche Satanás, hermosamente ataviado, mostrando sus perfectas facciones y su cabello dorado y perfecto salía cantando en una yegua blanca, blandiendo su espada mientras hablaba arameo y se llevaba a quien hallaba en la calle. El segundo hecho es de cuando fuimos de visita a San Vicente, aldea del municipio del mismo nombre. No había electricidad, no había servicios, fuimos a visitar a un tío que era viudo llamado Fausto. Mi tío tenía como 5 hijas, que eran muy vivarachas y guapas, a pesar de que una de ellas tenía labio leporino,eso no le hacía perder su gracia. Ya que la novedad en la aldea era yo, me perseguían para todas partes, no me dejaban ni cuando iba al inodoro ciego. Se reían cuando me veían subirme a una palmera o un árbol de baja estatura y comenzar a cantar. Mi prima Cecibel y su esposo Mynor Zúñiga fueron con nosotros a la visita. Algo que olvidaba mencionar es que cuando yo iba ingresando a la casa de mi tío en la entrada de la casa estaba un viejo ciego, que en cuanto me vio les gritó algo así como : " Este joven que va entrando es alguien especial para mi maestro, es elegido por él y tiene su marca desde siempre, cuiden de ese niño especial" Yo no le puse atención. ni siquiera al hecho de cómo pudo adivinar que era un niño quien entraba. Más tarde estando reunidos en la casa me dijo: " El pecado, niño mío es una mancha que por más que se lava y se lava jamás se quita de uno, más cuando uno nace ya marcado por el maestro" Seguí ignorándolo. Por aquel entonces yo era alguien muy religioso. Cantaba coros, oraba a cada rato, sentía que debía dedicar mi vida a la religión. Durante la cena se me ocurrió ir a dar una vuelta a una tienda que estaba enfrente y la señora se las ingeniaba para mantener las sodas frías con métodos tradicionales, ya que como dije, no había luz. La señora me invitó a café, cenamos juntos, me invitó un vaso de coca cola. Me pidió que le diera un momento para ir a traer algo. Fue entonces que posé mis ojos en cuatro aguejros que servían como respiraderos de la casa, y una ventana grande. Pude ver una cabra muy enojada viéndome, cerré los ojos con fuerza y volví a ver y esta vez era el anciano ciego, mezclado con la cabra, como la cabra de Mendes. Cerré los ojos de nuevo y los volví a a abrir y ahí estaba frente a mí quizás el ser con el mejor físico, la mejor apariencia, rasgos perfectos, cuidados. Ojos azules, piel radiante como el oro, nariz pequeña, labios finos, cabello rizado dorado, como oro bruñido, pero con una mirada con un dejo de maldad. Mi mente en ese momento solo pudo pensar ¡Es el DIABLO, DIABLO, DIABLO,DIABLO! Le pedí a la señora permiso para salir, le dije que me sentía mal. Ella me dijo que era afortunado de ver al maestro de maestros Que el maestro de maestros solo se le aparecía a sus elegidos, que todos sus familiares se habían dedicado al diablo y que el viejo ciego era su padre, que tenía mucho dinero, pero los demonios lo hacían dormir en el patio, con una piedra por almohada y sobre hormigueros o cubierto de abrojos y espinas, no había gozo en el dinero de los pactos con el diablo. Yo le pedí que me ayudara a cruzar la calle a la casa de mis tíos, en cuanto entré mi madre creyó que un perro me había mordido, por eso jadeaba bien fuerte y sollozaba, me dio palmadas duras en la espalda. Uno de los vecinos le dijo "¡No le pegue, el niño dice que vio al diablo!", el viejo Simón, el ciego se rio y me dijo: "¿Verdad que no hay privilegio más grande que ver al maestro? ya te selló para siempre, de esto no hay vuelta". Me llevaron caminando a buscar la única iglesia en la aldea, como a diez kilómetros de distancia. Me decía mi tío que no abriera los ojos, pero yo por ratos los abría y veía seres con bocas de 10 metros llenos de dientes, como mitad humano, mitad dinosaurio, arañas con cabeza de mono, serpientes con caras de mujer y miles de lenguas por dentro, pájaros gigantes aleteando, murciélagos terribles y gigantescos, otros que eran simples sombras y rítmicamente, como en una canción caribeña cantaban "SATANAS...SATANAS...SATANAS....SATANAS....SATANAS...SATANAS....SATANAS......SATANAS...SATANAS...SATANAS...(...)..BIS" Llegamos a la iglesia y oraron por mí, me hicieron sentir bien. Le dijo el pastor que en ocho años ocurriría algo que iba a cambiar mi vida. Si estaba preparado sería para bien, sino sería fatal, casualmente a los 16 años me intenté suicidar. Siento que el viejo me hipnotizó ahora que no creo en el diablo, en todo caso jamás he tenido miedo a nada. Mi abuelo paterno se decía satanista y se dejaba las uñas largas. Decía que se quedaba dormido en el baño y los demonios lo llevaban de regreso a su cama. Lo oculto siempre ha sido parte de mi vida, aunque, como digo, soy ateo.
Soy Adramelek, y escribo desde donde la comodidad se termina.
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